El ozono, un potente anti bactericida descubierto tras el COVID-19

Si hay algún producto que ha saltado a la fama en estos últimos tiempos ese ha sido el ozono y las máquinas para tratamientos de ozono para el COVID-19. Quizás lo más desconocido hasta ahora fuese la propiedad  que tiene este gas de desinfectar todo lo que se le ponga por delante.

Ha tenido que pasar una auténtica crisis sanitaria para que sus propiedades antibactericidas sean conocidas mundialmente. Vemos que cada vez es más habitual la adquisición tanto  de máquinas para desinfectar como de ozonizadores para desinfectar el aire.

Gracias a estos tratamientos tardamos solamente unos veinte minutos en desinfectar por completo estancias enteras y sin producir ningún desecho, en China hemos visto cómo se utilizaban máquinas para la desinfección de autobuses enteros.

Proceso el cual mediante otros métodos les ocupaba más de dos horas y en el que no se aseguraba la desinfección completa de todas las áreas. En nuestras fronteras podemos citar el caso de Oviedo que ha encargado tres cañones de ozono para desinfectar vehículos pertenecientes a los Bomberos y a la Policía Local.

Y es que sus capacidades son inigualables, aunque seguramente no hubiesen llegado a nuestros oídos este gas se ha utilizado desde hace décadas para purificar aguas e incluso en algún tratamiento de medicina para la  curación de heridas o  enfermedades.

Aunque en grandes cantidades presente un color azulado y un olor un tanto nauseabundo en las dosis en las que se utiliza para desinfección y en ozonizadores el gas es totalmente transparente y deja un agradable olor a limpio.

 ¿Cuáles son las propiedades que lo han hecho el candidato perfecto para combatir contra el COVID19?

Se trata de un potente oxidante que además es bastante económico y accesible. Además de acabar con todos los malos olores del ambiente y acabar con las bacterias de todo tipo de superficies es respetuoso con el medio ambiente.

Ya que una de las propiedades de este gas es que es bastante inestable, tarda tan solo veinte minutos en desintegrarse y convertirse en oxígeno. Por lo  tanto cuando se aplica en la desinfección le da el suficiente tiempo para eliminar todas las bacterias y desaparecer.

Por ello se utiliza en el tratamiento de aguas o para tratar hortalizas y verduras, ya que no corremos ningún riesgo de dejar residuos que dañen nuestra salud como podría suceder con la lejía, amoniaco u otros productos químicos.

Podremos usar estos tratamientos a base de ozono en prácticamente cualquier lugar ya que existen ozonizadores domésticos  pensados para que su uso sea muy sencillo.

Encontraremos aparatos que depuran el  aire (junto con todos los elementos que se encuentren en la estancia) y aparatos que depuran agua o ambos. Se han utilizado estos generadores tanto para uso industrial, semiindustrial, hospitales, residencias  como para su uso doméstico.

En las viviendas desinfecta desde las cocinas y baños hasta cualquier tipo de textiles (alfombras, sofás…) hasta el garaje y nuestro vehículo. Si queremos asegurarnos de que en nuestra vivienda no hay bacterias perjudiciales ni malos olores lo mejor es recurrir a los ozonizadores domésticos.

En comercios los tratamientos de ozono para el COVID-19 se han utilizado en sitios en los que existe una gran concentración de personas. Gracias a estas máquinas desinfectamos el ambiente actuando sobre todas las superficies, proceso que tardaría horas de otra manera y sería mucho menos efectivo.

Su uso en industrias también se ha visto incrementado, muchas han optado por sustituir los productos químicos (como la lejía) que se solían usar por estos  tratamientos. Ya que no solamente en muchos negocios se trabaja con carnes, verduras sino que el uso continuado de químicos que requiere la crisis sanitaria puede dañar los materiales (suelos, maquinaria, etc) y poner en riesgo la salud de los trabajadores.

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