Con el paso del tiempo, es habitual que las fachadas de los edificios comiencen a sufrir daños relacionados con la contaminación, las humedades o, simplemente, la suciedad acumulada característica de las grandes ciudades. Pese al desconcierto inicial que suelen despertar en el momento en el que nos damos cuenta de que tenemos que llevar a cabo la limpieza de fachadas, la realidad es que es una acción mucho más rutinaria de lo que parece.
Además, una buena limpieza de fachada a tiempo puede evitar tener que enfrentarse a una derrama de grandes dimensiones a consecuencia de un mal estado de nuestra fachada. Por lo que en muchos casos es necesario para evitar males mayores en un futuro.
¿Qué tipo de suciedad suele estar presente en nuestro edificio?
Son muchos los elementos que intervienen de manera directa en el estado en el que se encuentra el edificio en el que vivimos. En los núcleos urbanos, por ejemplo, es habitual la presencia del polvo y los diferentes elementos contaminantes a los que nuestros edificios se encuentran expuestos de manera constante.
Este tipo de particulares se van adhiriendo de manera progresiva a nuestra fachada, obligando a realizar una limpieza de la misma con el objetivo de poder conservar a nuestra vivienda en el mejor estado posible.
Por norma general, es habitual que los edificios se encuentren inmersos en un tipo de acumulación de suciedad por depósito. Esta se produce como consecuencia de los millones de partículas que se adhieren a nuestras fachadas con el paso del tiempo. No obstante, la suciedad puede llegar a ser de tres tipos diferentes:
- Suciedad por agentes atmosféricos: La lluvia, el viento o las tormentas suelen ser algunos de los agentes principales. No obstante, también las altas o als bajas temperaturas.
- Suciedad por partículas contaminantes: Los humos, los vapores o las emisiones. Además del polvo o de la arena.
- Suciedad por factores humanos: En último término, conviene valorar la importancia que los factores humanos pueden llegar a tener para nuestro negocio. Desde el bandalismo hasta los graffitis. Pasando por las pintadas, deposiciones de mascotas o cualquier otro elemento que pueda exponer el estado de nuestra fachada.
¿Cuál es el tipo de limpieza de fachada de acuerdo a cada situación?
Pese a que existen una gran cantidad de métodos que pueden ayudarnos a garantizar la limpieza de nuestra fachada, la realidad es que algunas de ellas son mucho más habituales que el resto. A continuación, una selección de los principales tipos de limpieza que podemos encontrar en el mercado. Todas ellas, podrás encontrarlas en Proliser, dónde recibirás asesoramiento personalizado de acuerdo a cada situación.
- Agua a presión: En el caso de que la suciedad no se haya adherido de manera profunda a nuestra fachada, el agua a presión es la forma más sencilla, rápida y barata para poder limpiar nuestra fachada y recuperar al máximo su estado original.
- Criogénica: La limpieza criogénica se lleva a cabo con vapor de hielo seco. Es uno de los mejores métodos de limpieza, permitiendo limpiar sin dañar la superficie del edificio. Resulta ecológica y respetuosa con el medio ambiente.
- Silicato natural: Dependiendo del tipo de fachada con la que nos encontremos, es posible que ésta requiera de unas condiciones muy particulares. En el caso de las fachadas de manera, la limpieza de silicato natural es una de las mejores opciones que podemos encontrar en el mercado.
Desde Proliser, como expertos en limpieza de fachadas, podemos ayudarte a encontrar el tipo de limpieza que necesitas. No lo dudes más, consulta nuestros servicios y recupera el estado original de tu edificio.